El equipo docente de Creanavarra Centro Superior de Diseño lo conforman profesionales con gran iniciativa como Adrián Larripa, ingeniero y profesor de la carrera en Diseño de Producto que fundó su propia empresa Larripa Studio. La empresa dedicada al diseño de producto, desde su conceptualización hasta su producción/materialización, ha seguido creciendo y evolucionando pasando a denominarse BigD.
BigD, el nuevo nombre de la compañía del profesor de Creanavarra, engloba de forma más amplia las nuevas competencias que la empresa ha ido asumiendo con el tiempo y brinda un reconocimiento a todo el equipo que la conforma. BigD es un término que comprende, entre otros aspectos, centrarse no solamente en el producto, sino en áreas o campos como la estrategia o la innovación, como un valor añadido a la compañía, una adaptación al momento que vivimos o como ellos lo definen “nuevos cambios que requieren nuevos enfoques”.
Adrián Larripa con tan solo 27 años, compatibiliza su trabajo con la docencia, con el objetivo de enseñar a los alumnos de Creanavarra y ayudarles a conseguir sus propósitos. La experiencia y conocimientos facultan a Adrián Larripa a hablar desde un punto de vista amplio y con garantías transmitiendo a los alumnos los factores con los que cuentan a la hora de enfrentarse a proyectos reales.
El diseño de producto, como otras disciplinas del diseño, ha sufrido cambios en los últimos años, ¿cuáles han sido los más notables y decisivos?
En inglés, el término “design” puede ser sustantivo o verbo. Se trata de un sustantivo cuando hablamos del resultado del proceso, del “outcome”, es decir el producto de diseño. Si nos referimos al verbo entonces se trata del acto de diseñar “to design”. Ambas acepciones evolucionan conforme el contexto sociocultural y tecnológico demanda de nuevos productos (design como sustantivo) que, por lo general, son cada vez más complejos en términos de ingeniería, pero deben ser más simples en cuanto a experiencia de usuario. Estos nuevos requerimientos influyen en la forma en la que los diseñadores diseñan y se enfrentan a su actividad diaria. Es vital que adquieran nuevas competencias que van más allá del diseño y desarrollo de producto. El diseño, como consecuencia de lo anterior se especializa en nuevas disciplinas como diseño de servicios, diseño de interacción, diseño de experiencia, diseño estratégico…
¿Esa evolución también ha contagiado a Larripastudio? ¿De qué manera? ¿Qué giro ha dado y cómo afecta a su core business?
Larripastudio cuenta con una generación de diseñadores que ha experimentado este cambio de manera natural, y que desde el principio nació con ese enfoque de diseño multidisciplinar, realizando proyectos no solo de producto sino también de las especializaciones que mencionábamos antes. La transformación en bigD llevaba mucho tiempo gestándose dentro de nuestro estudio. Se trata de una nueva marca que transmite mejor nuestra verdadera propuesta de valor.
¿Qué engloba el término bigD y por qué se ha convertido en el elemento imprescindible para un buen diseño de producto?
bigD hace referencia a la visión holística del diseño que hace uso de las “small d’s” (especializaciones del diseño como diseño de producto, gráfico, web, etc) de forma estratégica para conseguir innovación en las organizaciones. Hoy en día la innovación debe ser multidireccional, por ejemplo, cambios disruptivos en el diseño de producto son fruto de acompañar el mismo sistema asociado que ofrezca un servicio que genere valor añadido, el cual probablemente impacte en la estructura empresarial y modelo de negocio, canales y experiencia del consumidor.
En vuestra filosofía de trabajo el Design Thinking tiene un lugar destacado, ¿en qué consiste?
El Design Thinking es un término de moda que reivindica una posición del diseño donde confluyen la parte estratégica, la tecnología y las personas. La filosofía Design Thinking busca ofrecer soluciones innovadoras que sean viables tecnológicamente y en cuanto a modelo de negocio, basándose en las necesidades reales de las personas.
Esta filosofía de trabajo propone llegar a dichas soluciones replanteando el problema, generando nuevas perspectivas a través de un proceso creativo divergente que posteriormente genere conclusiones que no se podrían haber alcanzado por el proceso convencional deductivo. En nuestra filosofía de trabajo el pensamiento creativo tiene un papel fundamental a la hora de enfrentarnos a problemas complejos – y ambiguos-.
¿Qué procesos de trabajo o estrategias que caracterizan a bigD son las que trasladas a los alumnos de la carrera en diseño de producto?
En ese sentido tratamos de ir más allá con los proyectos desarrollados por parte de los alumnos. A medida que avanzan en la carrera dejamos de plantearles problemas muy definidos que se resuelven a través del diseño operativo centrado en el producto y buscamos retos que les permitan trabajar a nivel estratégico obligándoles a realizar fases importantes de investigación de usuario, plantear escenarios y ver como encajan sus propuestas dentro del marco tecnológico y empresarial.
¿Qué debe tener en cuenta actualmente el futuro diseñador de producto si quiere mantenerse en consonancia con las demandas del mercado actual?
Lo primero que creo que hay que comprender es que las fronteras del producto físico y virtual son cada vez más difusas y por lo tanto debe adquirir competencias en el ámbito digital e interacción. Es importante contar con una buena base y una capacidad proyectual que se interesa por la parte estratégica – empresarial para ser capaz de comprender el contexto, cada vez más complejo, en el que se enmarcan sus diseños. El perfil multidisciplinar del diseñador es cada vez más importante. Igualmente, la capacidad de trabajar de forma colaborativa con otros perfiles es requisito fundamental en el mundo laboral. El interesante artículo de Don Norma “Why Design Education Must Change” explica y aborda muy bien este tema.
