El debate generado en torno a la manera de relacionarse máquinas y humanos lleva despierto desde que Alexander S. Douglas desarrolló en 1952 Nought and crosses o también conocido como OXO, el primer videojuego de la historia. Sin embargo, y a pesar de haber sido durante mucho tiempo objeto de críticas, ahora los videojuegos tienen la oportunidad de mostrar que pueden ser eficaces herramientas educativas para niños y adultos.
La crítica suele destacar los aspectos negativos de los videojuegos centrándose en cómo estos provocan problemas en la conducta de sus jugadores. Sin embargo, la tendencia actual se basa en evaluar la situación desde un prisma diferente, resaltando los aspectos positivos que aportan como la capacidad de recuperación y crecimiento de habilidades físicas y cognitivas. La idea es trabajar y potenciar este espacio, utilizando sus ventajas para realizar novedosos y prácticos métodos de aprendizaje. En el mercado ya existen videojuegos donde los usuarios pueden aprender a través del juego valores educativos. Un ejemplo claro es el diseño de videojuegos antibullying como ARBAX, No Pineapple Left Behind o The adventures of Rubberkid. Estos juegos tienen como finalidad evitar el acoso escolar por motivos de raza, religión o sexo, fomentando y realzando la parte positiva de los videojuegos.
