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El dibujo y el diseño de interiores

Hoy día, la expresión gráfica aplicada al diseño de interiores está directamente asociada a las infografías y representaciones en 3D de esos espacios diseñados por los que te puedes pasear virtualmente aunque todavía no han sido creados. Los nuevos programas y aplicaciones informáticas nos ofrecen esa posibilidad de comunicar nuestros diseños cada vez con más facilidad.
Entonces, ¿para qué aprender a dibujar a mano? ¿Para qué toda esa teoría de las perspectivas, puntos de fuga, etc.? Si esos programas te lo dan hecho…
(Recuerdo a un profesor que nos contestaba: “Porque vienen muy bien para aprobar la asignatura de Dibujo”)
Realmente de lo que se trata es de un proceso de aprendizaje, de formación y de entrenamiento para adquirir una práctica esencial, como es la visión espacial.
¿Y qué es eso? No, no es ninguna nueva entrega de Star Trek.
El espacio que creamos, el objeto que diseñamos, cualquier idea que desarrollamos, existe previamente en nuestra mente, lo estamos viendo en su “realidad virtual” antes de pasar a ningún soporte, sea papel o informático. Tenemos una visión espacial del mismo, de sus distintas partes, materiales que lo componen o detalles que lo forman.
El paso de esa visión espacial, de ese espacio virtual tridimensional a una dimensión que nos permita comunicarlo, representarlo a los demás es todo un ejercicio mental. Debemos aprender a estructurar nuestra mente para, ayudándonos de esas técnicas de dibujo, técnicas de expresión, darle forma “real” y poder comunicar nuestro trabajo al resto del mundo, presentándolo en las dos dimensiones del papel.
Cuando dibujamos aprendemos a entender la forma de las cosas, del mundo que nos rodea y aprendemos, a su vez a conectar nuestra mente con nuestra mano.
Muchas veces vemos infografías en programas de 3D que no tienen alma, les falta comunicación. Solo requieren técnica, mucha técnica.
El alma la pone el diseñador y para ello debe contar con su creatividad y su capacidad de comunicarse, basada en todo el aprendizaje de las distintas técnicas de expresión de esa visión espacial, algo que debe surgir de su interior.
De ahí la necesidad de aprender a dibujar, de dibujar mucho, de sabernos expresar con cuatro trazos rápidos.
Cuentan que el primer boceto del Guggenheim Bilbao fue un garabato en una servilleta de papel…

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